El drama del Físico y Matemático Omar

Crónica sociológica, parapsicológica e iniciática de una mente fuera de serie.

No siempre escribo sobre profecías o acontecimientos: todo está dirigido y establecido bajo la autoridad de la Orden Suprema de la nueva era. Hoy, casualmente, un amigo estuvo tratando de comunicarse conmigo. Logró el contacto, no por medios convencionales, sino por vías de la trascendencia y mediante matices GESP hipnagógicos.

Esta mañana, mientras estaba en un café tomando desayuno, todo desapareció. Me encontré trasladado hacia la casa de Omar. Era la primera vez que llegaba, era el año 1992, y yo iba a recibir mis clases de matemáticas.
Con los años nos sentabamos juntos en la misma esquina de su casa, yo llevaba mi cuaderno lápiz y calculadora para hablar de ciencia y apreder de la iminencia y la demostración cientifica.

Imaginen el contexto: Omar era considerado “fuera de serie”, diagnosticado por médicos psiquiatras con algún supuesto problema de salud (desconozco el diagnóstico real). Ustedes podrán preguntarse: ¿qué hacía un niño tomando lecciones de matemáticas avanzadas con alguien diagnosticado clínicamente por psiquiatras? Mi madre le tenia un gran aprecio.. yo alertaba a mi madre que no me dio la clase de primaria, sino que Omar arrojaba Un voltaje... La gente se reía de mi, decian: ¿Que le puede enseñar ese pobre loco?

Ese era el estigma. La sombra miserable con la que la gente suele mirar la realidad, sin poder ir más allá de las apariencias. Naturalmente, aún no hemos llegado al concepto elevado de “Ser-Humano”; estamos en una etapa de “Humanoide”, incluso entre sus propios familiares, que estaban del lado del colectivo.

El peligro de creer ciegamente en las formas convencionales y en la supuesta voz de los “expertos clínicos”, es que llaman enfermedad a la inteligencia que no comprenden. Son doctos formados bajo conceptos industriales y bajo el dominio globalista, con su propia agenda.

Omar ganó olimpiadas matemáticas y llegó a estar entre los ingenieros electrónicos más destacados de la UNI (Universidad Nacional de Ingeniería). Su capacidad lo llevó a compartir aula con las mentes más brillantes y prominentes. En su proceso llegó a ser maestro de los mismos doctos de la UNI.

Y la casualidad —o el destino— quiso que este científico fuera cercano a mi familia. Los lazos estaban escritos desde antes. Hoy podemos hablar de él con un contexto más amplio: el de un auténtico talento savant.

En el café ocurrió una bilocación matutina con aspecto retrocognitivo. No fue un impulso de añoranza, sino algo parecido a un ciclo de planificación de operaciones psicológicas de inteligencia en telepatía bilateral. En términos técnicos: "Acción fantasmal a distancia".

Me encontré en un espacio-temporal con mi viejo amigo y maestro en la disciplina positiva.

Omar a Raúl:
—Si yo te digo: “Voy a lanzar una moneda y siempre sale cara”.
—Tú ya lo sabes: cero sorpresa.
—Entropía ≈ 0 bits.

Raúl a Omar:
—¿Y si es una moneda normal, 50/50?

Omar responde:
—Nunca sabes qué va a salir: ¡máxima sorpresa!
—Entropía = 1 bit por lanzamiento (en promedio).

Raúl:
—Maestro, ¿qué estamos midiendo?

Omar:
—No medimos “desorden” en el sentido común, sino algo muy concreto: cuánta información nueva entrega cada símbolo y cuánto espacio mínimo necesitas para guardarla sin perder nada (compresión ideal).

Omar, frente a su pizarra, toma la tiza y escribe:

H(X) = − ∑ p(x) log₂ p(x)

Raúl:
—Maestro… no te entiendo.

Omar explica:

—X es una “variable aleatoria”: algo que puede dar distintos resultados.

Ejemplos:
X = resultado de una moneda → {cara, cruz}
X = número de un dado → {1,2,3,4,5,6}

—¿Y qué significa ∑?
—Sumar esto para cada resultado posible de X. Si hay dos resultados, sumas dos términos; si hay seis, sumas seis.

—¿Y P(x)?
—La probabilidad de que ocurra el resultado X.

Ejemplo moneda justa:
P(cara) = 0.5
P(cruz) = 0.5

Cada día teníamos lecciones importantes, pero había un detalle: su condición de salud y el aura familiar dependían más del colectivo —esa zona social donde se depositan los prejuicios— que de la realidad misma.

Las personas que no poseen actitudes independientes del constructo social se ven arrastradas por comportamientos colectivos, culturales y geográficos. No tratan sus malas experiencias como experiencias, sino como etiquetas que condicionan su libertad.

Los patrones conductuales dependen mucho de la relación que existe entre la imagen-ego y el mundo. Ese procesador interno se deja influenciar más por la apariencia que por la realidad.

Esto aumenta la fuerza del colectivo sobre quienes no poseen herramientas introspectivas. Buscan más la opinión externa y terminan estructurando decisiones basadas en miedo a no ser aceptados, en lugar de actuar conforme a su criterio.

Esa vida es infelicidad asegurada: haces lo que otros dicen, incluso cuando sabes que tu sentir no es ese.

Yo llamo a esto “Zonas colectivas abstractas”: espacios en el mundo de las formas donde los individuos encuentran refugio para sus inseguridades.

La discriminación y el aislamiento del científico Omar no son un caso aislado. Los individuos con altas capacidades, independientemente del género, suelen ser etiquetados por los menos preparados como “locos, enfermos o pobrecitos”. Eso revela más sobre las inseguridades de quienes señalan que sobre los señalados.

El pensamiento colectivo, como constructo, opera dentro de sistemas: educación, gobierno, leyes. Estas estructuras respaldan formas de autovalidación colectiva. El problema es cuando respaldan la discriminación.

Los doctos que diagnosticaron a Omar eran psiquiatras, no ingenieros. Incluso entre los genios no siempre se comprenden, porque la comprensión depende de la estructura mental y no solo del conocimiento académico.

Del año 1990 al 2004 me relacioné con el maestro Omar. El Baldor, para él, era un libro de cuentos. Y nosotros, dentro de sus cuentos, tomábamos los números y aprendíamos la historia moderna de lo que significa ser “Ser-Humano”.

Las visiones tecnológicas de Omar:
—Las personas podrán llamarse por teléfono, verse cara a cara y hablar desde cualquier parte del mundo sin pagar nada.

Raúl a Omar:
—¿Cómo sabes eso?

Omar a Raúl:
—¿Qué más podrá hacer el teléfono?
—Tendrán carga duradera, cabrán en el bolsillo, podrás leer libros, ver videos y tener tu propio canal de televisión y radio.

Raúl a Omar:
—¿Cómo podrán leer libros en los celulares?

Omar a Raúl:
—Serán invisibles: se descargarán de una “nube”. Los libros se almacenarán en memorias del tamaño de una pastilla y guardarán miles o millones de obras.

Raúl a Omar:
—¿Cómo serán las guerras modernas?

—Dependen de los hallazgos extraterrestres y sus tecnofirmas. Quitarán códigos, estructuras de ingeniería y desarrollarán aeroespacial hipersónica para rastrear objetos voladores desconocidos antes que sus adversarios.

Raúl a Omar:
—¿Viajaremos más lejos que la Luna?

Omar a Raúl:
—Sí. La tecnología externa pertenece al test interestelar. Muchas invasiones no son políticas: responden al aumento de avistamientos en ciertos países.

Raúl a Omar:
—¿Viajaremos en el tiempo?

Omar a Raúl:
—Sí, cuando dominemos la velocidad luz y utilicemos curvas cerradas de tipo tiempo.
—La herramienta es la imaginación. La gravedad siempre existió: alguien ordenó el caos y halló la operación.

Omar a Raúl:
—La ciencia evolucionó así:
El Cuerpo: Newton (lo tangible, mecánico, macroscópico).
La Mente: Einstein + Maxwell (lo invisible: campos, espacio-tiempo).
El Espíritu: Cuántica (lo contraintuitivo; te obliga a soltar certezas).

—Si imaginamos ir a la luna, llegaríamos en un instante. ¿Cómo nombrar lo desconocido para localizar aquello que no existe aún en nuestra mente?

En ese terreno, quien opera con esas fuerzas —creo que ese eres tú, Raulito— ya aprendiste la ciencia de los números. Estás más loco que yo, porque ves letras y argumentos donde otros ven números. Lees frases completas… te van a encerrar en un psiquiátrico si hablas de eso.

Este fenómeno de bilocación matutina, con aspecto retrocognitivo en el café de hoy, fue la mejor experiencia. Pienso que este fenómeno de hoy nos indica que la Neshama del científico y su consciencia sobrevivió en el caos... o se encargo de sembrar la semilla de su luz en tierra fértil, encontró un mundo donde su gran inteligencia navega en la singularidad del tiempo... Ya hoy los medicamento arruinaron su vida...

ESTA HISTORIA CONTINÚA...